Cuantas veces nos hemos negado a hacer algo por el simple hecho de que queremos evadir las consecuencias, o imaginamos un sin fin de posibilidades y sólo nos acostumbramos a una negación profunda, una que no queremos admitir y que preferimos reprimir antes de, o ser felices o suprimir y lamentarnos con un determinado tiempo.
Nos negamos a dar ese paso importante, ya sea en el trabajo, en una relación amorosa o por qué no, al expresar nuestros sentimientos. Sin embargo, el quedarnos callados aumenta nuestra sensación de angustia e inseguridad, pero, y... si nos atrevemos? Si juntamos todas las energías del universo, quebramos paradigmas, rompemos mitos personales, salimos de la cama, nos cambiamos y damos ese paso importante, sin miedo a lo que sucederá, apostando el todo por el todo, teniendo fe en uno mismo y atrevernos a arriesgar.
Si queremos ampliar nuestro rango de posibilidades, si queremos ser felices, si anhelamos un futuro mejor, o si simplemente ya nos cansamos de reprimir nuestros sentimientos, es hora de dar el siguiente paso, es hora de arriesgar y atrevernos, no podemos sobrevivir para siempre con la incertidumbre de imaginar que hubiera pasado si...
Atrevemos a guardar el paraguas, a mojarnos con la lluvia de las emociones, en fin, al día siguiente saldrá el sol, podremos sacudirnos y quizás, solo si nos atrevemos, podemos encontrar el camino a adecuado, segregar un poco de fenidetilamina, para llenarnos de plenitud y felicidad.
Ojitos de miel, lo siento, hace días encontré está canción y me enganché con ella.
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