Si no me hubieran pasado las cosas que me han sucedido en los últimos 13 años de mi vida, quizás tendría quizá una vida diferente, posiblemente estaría viviendo en Italia, con una propuesta que me hicieron en el 2008, la cual rechacé por muchas razones. Si no me hubiera sucedido todo lo que hasta hoy me ha pasado, quizá estuviera casado o tendría al menos un hijo, a veces uno espera mucho de una relación en su momento, pero con el paso del tiempo, la vida y el futuro suele hacerse más claro y certero a comparación con la que nos habíamos imaginado. Quizá hace años no tenía muchas expectativas con mi vida, porque no me gusta depender de un plan, más si vivir el día, no solía quedarme en un solo sitio, me gustaba viajar y lo sigo haciendo, pero también he tenido la oportunidad de vivir en otra ciudad. Quizá si las circunstancias lo hubieran permitido, todavía seguiría viviendo en Arequipa, con trabajo estable, buen sueldo, haciendo lo que me gusta, producir. Pero, luego me pongo a
Cuantas veces nos hemos negado a hacer algo por el simple hecho de que queremos evadir las consecuencias, o imaginamos un sin fin de posibilidades y sólo nos acostumbramos a una negación profunda, una que no queremos admitir y que preferimos reprimir antes de, o ser felices o suprimir y lamentarnos con un determinado tiempo. Nos negamos a dar ese paso importante, ya sea en el trabajo, en una relación amorosa o por qué no, al expresar nuestros sentimientos. Sin embargo, el quedarnos callados aumenta nuestra sensación de angustia e inseguridad, pero, y... si nos atrevemos? Si juntamos todas las energías del universo, quebramos paradigmas, rompemos mitos personales, salimos de la cama, nos cambiamos y damos ese paso importante, sin miedo a lo que sucederá, apostando el todo por el todo, teniendo fe en uno mismo y atrevernos a arriesgar. Si queremos ampliar nuestro rango de posibilidades, si queremos ser felices, si anhelamos un futuro mejor, o si simplemente ya nos cansamos de